La economía no está en su mejor momento, por lo que cualquier estrategia para ahorrar en casa es bienvenida. Si además cuentas con una cocina de gas, no solo estarás preparado ante posibles apagones eléctricos, sino que también podrás implementar distintas prácticas para reducir el consumo de gas y optimizar tus recursos.

A continuación, te compartimos algunos consejos prácticos que puedes comenzar a aplicar hoy mismo en tu cocina para maximizar el ahorro energético mientras preparas todo tipo de platillos.

Mantén en buen estado tus quemadores

Para conseguir un uso eficiente del gas, es fundamental que los quemadores estén limpios y en perfectas condiciones. Retirar con frecuencia la grasa y residuos de hollín ayuda a que el calor se distribuya de manera adecuada, evitando que se consuma más energía de la necesaria para alcanzar la temperatura deseada. Un detalle clave a revisar es el color de la llama: debe ser azul, lo que indica una combustión correcta. Si es amarilla o anaranjada, podría ser señal de un mal funcionamiento o incluso de una fuga.

El papel de los utensilios de cocina

Materiales conductores

El material de tus ollas y sartenes influye directamente en la eficiencia energética. Aunque la cocina de gas admite distintos tipos de recipientes, no todos conducen el calor de la misma manera. Los utensilios fabricados con cobre, aluminio o hierro fundido permiten un calentamiento rápido y uniforme, logrando que los alimentos alcancen la temperatura ideal en menos tiempo y reduciendo el consumo de gas.

Tamaño adecuado de los recipientes

Un error común es usar ollas demasiado pequeñas para el tamaño del quemador. Esto provoca que parte de la llama se pierda por los lados, desperdiciando energía. Para evitarlo, procura que los recipientes sean iguales o ligeramente mayores que el quemador, y que tengan fondos planos, ya que esto favorece una distribución uniforme del calor.

Técnicas de cocción para ahorrar gas

Cocinar con tapa

Cubrir los recipientes mientras cocinas es un gesto sencillo que genera un ahorro energético considerable. La tapa evita que el calor se escape y ayuda a que los alimentos conserven su sabor y aroma, al cocinarse en su propio jugo.

La olla a presión: gran aliada

Aunque cocinar a fuego lento tiene beneficios en ciertas recetas, la olla a presión destaca por su eficiencia energética. Permite preparar los alimentos en mucho menos tiempo, lo que se traduce en un menor consumo de gas. De hecho, se estima que puede ahorrar hasta un 75% de energía en comparación con una olla tradicional.

Control de la temperatura

Optimiza el uso del fuego empezando con temperaturas altas y reduciéndolas progresivamente. En la fase final de la cocción, puedes apagar el fuego y aprovechar el calor residual para terminar de cocinar. Además, utiliza solo la cantidad necesaria de agua o líquidos y baja la intensidad de la flama una vez que el contenido haya alcanzado el punto de ebullición.

Cocinar en lotes para optimizar energía

Preparar alimentos para varios días no solo te ahorra tiempo, sino que también reduce el gasto energético. Recalentar una comida ya hecha requiere menos gas que cocinar desde cero cada día. Para mejorar aún más este ahorro, descongela los alimentos con anticipación en el refrigerador, evitando así el consumo adicional que supone cocinarlos congelados o usar el microondas para descongelarlos.

Con estos sencillos ajustes y hábitos, podrás reducir considerablemente tu consumo de gas, mejorar la eficiencia en tu cocina y, al mismo tiempo, cuidar tu economía familiar.